La Música de Sergio

martes, 7 de junio de 2011

Nuestros barcos de papel *



Posiblemente la vida no sea más que una corta navegación a bordo de delicados barcos de papel que siempre acaban zozobrando en aguas turbulentas. Nosotros podemos ser esos barcos incontrolados y sin consistencia que van de un lado pare otro movidos por la corriente o las fuerzas de las aguas.


Generalmente nos dejamos llevar y confiamos en la suerte. Mientras estemos vivos somos afortunados, navegamos, aunque cada vez nos cueste más mantenernos a flote.


Aquellos barcos de papel que construíamos en la infancia nos enseñaron mucho de la fugacidad de la vida.


Pasaba lo mismo con los castillos de arena que levantábamos cuando nuestra familia nos llevaba a la playa y hacíamos con nuestros primos y hermana/os:


Siempre llegaba el agua arrasando con todo, llevándoselo todo y despreciando nuestras horas trabajo, ilusión y sacrificio.


Pero los barcos de papel cuadriculados eran mágicos mientras navegaban airosos sobre el agua los riegos de las fincas.


Yo me acuerdo en Mazo (La palma) que era el refugio de mis hermanas y Mio de los fines de semana en la casa de campo de las rosas.


Nos adentrábamos en las fincas y los barrancos, siempre se escuchaba de fondo el sonido del agua por los riegos y las acequias.


Incluso uno recuerda aquellos inviernos donde los amigos de la infancia como Rafa,Esteban,Dani,Anibal, Jose Antonio... y quien escribe esto, salíamos corriendo a ver como bajaba el agua por el barranco de las Nieves, y ver aquellos primeros momentos de cómo corrían los animales que se encontraban en el barranco delante de la trompa de agua que les venia detrás.


Luego con esa agua que bajaba se nos iba también otro trabajo en comunidad de todos, que era el campo de fútbol que hacíamos en el barranco, que cuando llegaba el invierno y las lluvias, el agua se lo llevaba todo por delante, y de nuevo a esperar el buen tiempo para volver a construirlo y jugar de nuevo unos buenos meses.


Pero yo les estaba hablando del riego que pasaba en la casa de campo en las rosas, de Mazo, en aquel riego que yo echaba a navegar mis barquitos de papel.


Me costaba mucho deshacerme de ellos, sabía que desaparecían en unos segundos.


A veces había suerte y salvando los obstáculos y los distintos saltos de agua aguantaban algunos minutos. Era una maravilla, algo casi inerrable comprobar como un pequeño barco resistía el embaste de la corriente y se mantenía airoso en el agua.


Parecía que te sonreía cómplice y ufano, auque para verlo tenias que correr, saltando piedras, hierbajos...


Alguna vez lo vi perderse a lo lejos, y entonces me imagine que llegaba al mar y que luego surcaba océanos lejanos y recorrían de punta a punta el planeta.


Pobre iluso, aun no sabia que los riegos de la vida real no se comunican, o que esto esta montado sobre secuencias que casi nunca tienen que ver nada entre si, pero entonces sabíamos poco del mundo porque vivíamos más en el mundo.


Yo me entiendo y se lo que me digo.


Supongo que los que sobrevivieron como hemos sobrevivido nosotros estarán por esos mundos dando guerra y viviendo emocionantes aventuras.


No creo que se hayan vuelto también unos nostálgicos coñazos y tendentes a la melancolía.


Aquellos papeles que arrancábamos de las libretas del colegio para construirlos seguro que también andan por el mundo escribiendo lo que de alguna manera fuimos o quisimos llegar a ser.


Que los vientos respeten siempre sus delicadas velas de celulosa y de sueños.


Buenas noches Bichitos , feliz descanso *


Viene de http://www.facebook.com/sergiodearmasyhttp://sergiodearmas.wordpress.com


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