Todo empieza con algo... un beso, una frase, un gesto, una caricia, un abrazo... todo es provocado por algo. Todas las palabras que componen este pequeño relato fueron inspiradas, sacadas de mi mente gracias a un consejo que me dio una buena amiga, uno de los buenos, de los que te hacen pararte a pensar.
Después de tanto tiempo te das cuenta que los consejos no son algo milagroso. Según la Real Academia, un consejo es un parecer o dictamen que se da o toma para hacer o no hacer algo. Tomar un consejo de alguien es consultar lo que se debe ejecutar o seguir en algún caso dudoso.
Pero sin embargo, un consejo, por muy bueno que sea, tiene dos pequeños defectos: Las personas que los dan suelen ponerlos poco en práctica, es decir, son mejores donantes que receptores de consejos, el otro inconveniente es que, o descubres el consejo que te han dado por tus propias experiencias y vivencias, o habrá caído en saco roto.
Lo mejor de los consejos, y lo mejor de éste en particular es que me ha hecho pensar, y mucho, y por ello estoy escribiendo estas palabras, que como poco son de agradecimiento y como mucho, de un cariño inimaginable para la persona a la que se lo escribo...
Después de tanto tiempo y de encontrarte en ciertas situaciones, te paras en el camino de la vida. Te paras y te preguntas... reflexionas... ¿Porqué estoy aquí? ¿Qué es lo que me ha traído hasta aquí? ¿Hacia dónde camino? Nuestro presente es tan sólo el cúmulo de circunstancias y experiencias vividas en nuestro pasado, nos define, nos modela, nos hace crecer y andar en ciertas direcciones.
Es verdad eso que dicen que el pasado siempre termina llamando a tu puerta. A veces con buenos recuerdos, a veces con malas experiencias, recordándote cosas tan contradictorias que volverían loca a una persona cuerda. Pero queridos amigos, siento comunicaros que el tiempo no lo cura todo, quizás filtre algunas cosas, las buenas, y las deje en tu memoria, relegando las malas a un extremo olvidado de nuestra mente consciente.
Que difícil es olvidar, aquel beso, aquel sitio, aquella conversación tonta con la que tanto te reíste hablando de un deporte absurdo lleno de carne de fiestas y las Tropicales y Doradas y tías con patines , aquellas despedidas en la estación de guaguas,o en el aeropuerto, aquellos paseos, aquel banco en el que pasaste momentos para enmarcar, o aquel bar o pub... hay tantas cosas que no quiero olvidar...
Después de tanto tiempo, surge en tu cabeza un maremagno de recuerdos, fotos, imágenes, sentimientos, conversaciones, sensaciones, todas buenas, filtradas por el tiempo y mantenidos todos por unos pilares robustos con el letrero de “AMISTAD” pintados en ellos.
Todos buenos recuerdos. Ahora puedo decir algo que no dije en su día, y es que después de tanto tiempo, me doy cuenta de lo que perdí cuando te perdí y lo que he encontrado, si, después de tanto tiempo...
Porque amigos, después de tanto tiempo, y de tantas vivencias experimentadas, lo que te recomiendo es que te pares a pensar, reflexiones, y quien mejor que tu para darte tus propios consejos. Después de todo este tiempo, he aprendido lecciones valiosísimas, que una vez más, casi nunca pongo en práctica. Podría poner un compendio de todos los consejos que les daría después de tanto pensar, pero sólo voy a poner uno, el más importante, el que sobresalía entre todos...
“Nunca es tarde para recuperar una amistad.”
He llegado a escribir cosas en mi vida que han dejado de tener sentido cuando han sido leídas tan sólo una vez, y he escrito frases y párrafos enteros en esto del Fecebook o los blogs que tengo, que albergaban sentimientos que no han variado desde que se originaron, sentimientos de tristeza, rencor, alegría, impotencia, cariño, amor...
Las palabras se las lleva el viento, lo escrito también, pero lo que siempre perdurará serán los hechos, que al fin y al cabo nos definen con cada gesto, cada acción.
Somos lo que hacemos, y estas personas me ha demostrado que su amistad es maravillosa.
Eso no se lo podría llevar ni el más fuerte de los vientos en el malecón de Santa Cruz de la Palma o el de la Punta de Hidalgo, que sopla impasible arrastrando a su paso aquello que encuentra...
Esto no se lo podrá llevar jamás...
Son personas incréibles en esta vida, en mi vida.
Y es que vivimos en un espacio, pero habitamos en muchas memorias, tantas como amigos nos quieren *
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.