La Música de Sergio

jueves, 22 de julio de 2010

Cuando las Mariposas bailan *




Paseando en tu jardín,mil mariposas,comenzaron a decir,cosas hermosas,la mas bella de las mil,Besó una rosa,y despues se fue hacia ti Maravillosa,Dime si tu hoy,Quieres bailar con el son,de El vals de las mariposas,Conmigo...

La misma canción sigue sonando una y otra vez en el Tocadisco, que ella no acepta cambiar por ningún otro aparato moderno; dice que el sonido del Tocadisco, a sus sesenta años, le hace sentir joven.

Marina está relajándose en el sofá, escuchando su pista favorita, “El vals de las mariposas”, con la cual siente una armonía mágica. Es en ese instante cuando entran dos niños: Javi, el chico, que tiene diez años, y su hermanita claudia, de ocho.

Claudia se sienta junto a su abuela Marina y le pregunta:

- ¿No le aburre esta música?

Marina sonríe y responde:

- No, querida. Me gusta tanto, que nunca me aburro de ella.

Javi se acerca a Marina y la besa, diciendo:

- A mí también me gusta mucho esta Canción.

Marina le da un beso y un abrazo, y dice:

- Te quiero tanto, Javi.

Marina deja a sus nietos, se dirige a la cama y se sumerge en sus recuerdos. Y, de repente, les dice a los niños:

- Venid..., venid, queridos, les quiero contar una historia.

Los niños se alegran mucho y van a sentarse junto a su abuela. Después de un rato de silencio, Marina respira y empieza a contar:

Érase una vez una niñita que se llamaba Marina. Era más o menos de la misma edad que tú, Claudia. Marina era de una familia de clase baja; sus padres trabajaban al servicio de una familia noble. Ésta última tenía un niño que se llamaba Juan Manuel y tenía catorce años.

Los dos niños vivieron juntos, jugaron juntos...; simplemente, crecieron juntos.

Marina se acostumbró a estar con Juan Manuel en su tiempo libre y a veces asistía con él a las clases de Ingles, música, pintura, literatura y ética.

A Marina le entusiasmaba bailar. Juan Manuel, que, como era noble, seguía clases de baile, ayudaba a Marina, enseñándole cómo bailan las princesas.

Un día, Juan Manuel le regaló a Marina una Canción que se llamaba “El vals de las mariposas”. Y, desde ese día, los dos comenzaron a bailar a ese ritmo tan hermoso como si fueran la Cenicienta y su Príncipe Azul.

Cuando los dos se hicieron mayores, su amistad se convirtió en un amor serio, pero la familia de Juan Manuel lo consideró un amor imposible e ignoró esta relación.

Juan Manuel, en ese momento, era un caballero de veinte años, y siguió amando a Marina, su preciosa mariposa. Pero tuvo que separarse de ella para ingresar en la Universidad Real. La lejanía les resultaba insoportable a ambos, pero sus almas estaban unidas..., a pesar de la distancia.

Pasaba el tiempo y, cuatro años después,Juan Manuel terminó su carrera y volvió junto a Marina, su alma gemela. Pero la vida sentenció la separación de ambos. La familia de Juan Manuel le obligó a que dejara a Marina y a casarse con otra mujer de familia noble: la princesa Maria. Esta princesa, a pesar de ser una perfecta esposa, no le gustaba a Juan Manuel .

Una noche,Juan Manuel y Marina estaban juntos. Él le pidió que huyeran lejos de su familia y de todos los que se oponían a su matrimonio. Pero Marina le dijo que no podía huir de todo el mundo y le rogó que siguiera con la princesa.

Al principio,Juan Manuel no entendió nada. Pensaba que Marina ya no le quería, pero ella le explicó que no podía hacerle perder todo por culpa de su amor, y le juró que nunca sería de otro. Juan Manuel aceptó seguir con la princesa.

Marina, con el corazón dolorido, dejó las islas. Trabajaba como bailarina, ya que el baile era su único remedio, era la única cosa que le ayudaba a olvidar su gran amor. Ganó mucho dinero y viajó por todo el mundo, pero nunca pudo olvidar a Juan Manuel.

Después de cuatro años, unos amigos de Marina la invitaron a una gran fiesta cuando estuvo de visita por la isla. Marina era una linda mujer, bellísima, alta; tenía el cuerpo bien proporcionado, ojos marrones y pelo largo, ondulado y negro.

Era la mujer más bella en la fiesta, gracias en parte a su vestido rojo, que era corto y dejaba adivinar su belleza, y a sus zapatos de tacón de color rojo oscuro, que reflejaban su feminidad y su dulzura. En resumidas palabras: Marina era la sensación de la fiesta.

Cuando estaba hablando con sus amigas,Marina se paró y se quedó en blanco enfrente de un hombre. Después de un rato, él le preguntó:

- ¿Eres tú, mi preciosa mariposa?

Ella le respondió:

- ¿Eres tú, mi cielo?

- ¡No me digas que nos hemos encontrado por casualidad!

- ¡No me lo puedo creer! ¡Te echo mucho de menos...!

- Te quiero.

Se abrazaron y empezaron a bailar, olvidados de todo el mundo. Pasaron toda la noche juntos; se acordaron de sus momentos de amor. Después de la fiesta, salieron juntos. Juan Manuel le contó a Marina que su esposa había muerto mientras estaba embarazada.

También le contó que su vida sin ella era un lío y que sin su amor el mundo no tenía sentido...

Los dos decidieron casarse, olvidándose de todo el mundo y de las reglas establecidas. Vivieron muy felices juntos.

Juan Manuel trató a Marina como si fuese la princesa de un cuento infinito y le hizo olvidar todo el dolor que lejos de él había sentido.

Trajeron al mundo a un bebé precioso. Se llamaba María y tenía la belleza de su madre. Y, un año después, tuvieron otros dos hijos, chicos esta vez: se llamaban Juan y Julio.

La familia vivía como si estuviera dentro de un dulce sueño. Pasaron los días, y Marina y Juan Manuel veían crecer a sus hijos, que iban todos los días a la escuela. Los fines de semana iban todos juntos a algún lugar maravilloso.

Y la familia de Juan Manuel poco a poco empezó a aceptar su nuevo matrimonio.

Después de largo tiempo, comenzaron a considerar a Marina como un miembro más de la familia, así que no había preocupaciones en la vida de los dos enamorados, que cada día se querían mucho más.

En ese momento, Marina deja su relato y suspira dolorosamente, diciéndose a sí misma:

“Pero..., finalmente, la vida no sale siempre como deseamos... Siempre nos golpea en algún momento no deseado...”.

Y empieza a llorar...

Los niños la ven, y Claudia le pregunta:

- ¿Está bien, abuelita?

- Sí, querida; estoy bien.

Javi le dice:

- Si quiere, podemos continuar después.

- No, estoy bien; voy a continuar.

Y continúa...

Marina y Juan Manuel pensaron que su felicidad sería eterna, y no se dieron cuenta de que la vida no les daría todo sin exigir nada a cambio.

Un fin de semana, mientras Juan Manuel estaba jugando con sus hijos en el mar, se sintió mal.

No se lo dijo a Marina, pero ella se dio cuenta que algo le estaba pasando. A lo largo de una semana, Juan Manuel intentó engañar a Marina..., en vano porque ella sentía cada pulso de su corazón.

Marina le obligó a ir a ver a un médico; al principio él no aceptó, pero al final fue.

Y, como en un drama cualquiera, por aquello de que la vida es siempre justa y “da la felicidad y el dolor consecutivamente”, el médico dijo que Juan Manuel padecía una enfermedad grave, probablemente cancér.

Pasaron los días y Marina intentaba mitigar el dolor de su alma gemela; sentía el dolor como si fuera el suyo propio. En verdad, no era Juan Manuel sólo quien sufría, sino que Marina también padecía, incluso más que él.

La enfermedad hizo que el amor de los dos aumentase cada vez más.

Marina para de contar otra vez, entre lágrimas...

Claudia, con curiosidad, le pregunta:

- Dime, abuelita, ¿qué le pasó?

Marina sonríe, con lágrimas en las mejillas, y dice:

- Nada de gravedad... Murió de vejez,el amor pudo más que ese cancer..., pero siempre vive en mi corazón. Se fue..., pero siempre está aquí, junto a mí como la canción del vals de las Mariposas.

Dime si tu hoy,Quieres bailar con el son,de El vals de las mariposas,Conmigo...

Buenas noches Bichitos *

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