Decía George Gissing, que es la mente la que crea el mundo que nos rodea y aún cuando nos encontramos juntos, parados en la misma pradera, mis ojos nunca verán lo que los tuyos contemplan y mi corazón nunca se agitará con las emociones que conmueven al tuyo .
Y esta noche te pregunto..¿Has visitado alguna vez el mundo de las emociones?
Seguro que si, en alguna ocasión, quizá sin darte cuenta lo has hecho.
Existe un habitan donde las sensaciones, son efímeras nociones ajenas a lo que son capaces de provocar, y en él permanecen hasta que alguien las necesita, y es el momento en el que transitan el breve espacio que las separa de nosotros y nos acompañan por un tiempo, quizás mucho tiempos sin nosotros quererlo o si .
Luego vuelven, vacías, y se mantienen a la espera, atentas, mientras se recuperan de lo que han dejado atrás.
Tanto las llamadas positivas como las negativas recorren sus parajes, de aquí para allá, cada cual a su manera. A nadie sorprenderá que, de entre ellas, éstas últimas son las más abundantes.
Al parecer, existen zonas en las que se agrupan instintivamente, según cuál sea su esencia, y donde es fácil observarlas, y distinguirlas.
La alegría siempre saluda sonriente, y es posible sentirla llegar a lo lejos, aún sin verla.
La seguridad, de pie, en medio de cualquier lugar, se mantiene a la espera de acontecimientos, sean cuales sean, con una leve sonrisa.
La satisfacción, reposando sentada, con los ojos entrecerrados, y gesto complaciente.
La autoestima, abrazándose a sí misma constantemente.
El entusiasmo, dando saltitos sin parar de aquí para allá.
La felicidad, la más difícil de encontrar, pero que está ahí, en algún lugar, quizá perdida.
Y algunas más, que no soy capaz de entrever.
Apartadas de estas, a una distancia que impide que se relacionen demasiado, se encuentran otras de las esencias de ese mundo.
La tristeza, agazapada, con la vista clavada en el suelo, sollozando perpetuamente.
La pena, arrastrando los pies mientras anda cabizbaja.
El miedo, oculto en un rincón, tembloroso.
El dolor, gritando silenciosamente.
La vergüenza, con las manos cubriendo su rostro mientras se aleja.
El orgullo, altivo, a la vez que despreciado por el resto.
El desprecio, siguiéndolo sin descanso.
La rabia, oculta tras la frustración.
La frustración, en tensión, sin entender nunca nada.
La fobia, siempre abrazada al pánico.
El pánico, devolviéndole el abrazo, y luego huyendo despavoridamente.
La melancolía, mirando atrás a cada paso.
La nostalgia, prolongando su mirada.
El odio, buscando una razón que nunca encuentra.
El rencor, acompañándolo.
La envidia, gritándoles que no la dejen atrás.
La amargura, bebiendo café sin azúcar.
La soledad, sola.
Y muchas más...
A veces, unas y otras esencias salen de sus zonas y se entrecruzan, produciéndose refriegas y problemas, confirmando lo difícil de su convivencia.
Por mi parte, siempre suelo quedarme entre ambos lugares, observando durante un rato su repetitivo que hacer, intentando comprender el por qué de su existencia.
Algunas se dan cuenta de mi presencia y, por instante, intentan acercarse, pero al parecer algo se lo impide.
Otras me conocen ya demasiado, y saben que volverán a acompañarme, tarde o temprano, en mi mundo.
La mayoría, simplemente, me ignora, tanto allí como aquí, lo que suele ser una suerte.
En una ocasión no hace mucho intenté alcanzar un grupo en el que se encontraban la alegría, la seguridad y la autoestima, para preguntarles por qué apenas me visitaban ya.
Al acercarme pude distinguir, de casualidad, a la felicidad alejándose, como si intuyera que me aproximaba.
El resto fue verme y huir tras ella, antes siquiera de que fuera capaz de sentirlas en la distancia.
Desde entonces, cuando me alejo de vuelta a mi realidad, muchas se me quedan mirando, interrogantes, desconfiadas. Parece que les fastidie que esté allí, en su mundo, indagando en sus más íntimos secretos.
Sólo devuelvo sus visitas, a menudo mucho más ingratas.
Algunas esta noche vinieron, y se quedaron aquí a mi lado para escribirte esto...
Buenas noches Bichitos, ya es Viernes.
1 de Octubre del 2010 ya... Mes de Octubre, A por la busca de buenas Emociones *
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