Cuando llega los días de calor, como estos días de agosto, siempre nos acordamos de el o de ella, me refiero a...
La Mar o el Mar...
El Mar es lo que tenemos cerca en la orilla de la playa, la Mar es cuando estamos en medio de ella.
Así lo aprendi frente ella o él, todas las tardes en Santa Cruz de la Palma.
El mar tiene la capacidad de dar la vida y causar la muerte al arbitrio de sus aguas.
De causar terror en el mas valiente de los corazones o de regocijar a la mas triste alma.
Tiene el poder de arrancar una lágrima a gente sin escrúpulos y dejar como superfluas nimiedades el bien proveniente de la mano de hombres bondadosos.
¿Más, a cuantas personas da de comer el mar?
¿Cuántos, armadores de muelles y marineros, pueden repudiar de él y decir que su sustento se debe a ellos y solo a ellos?
Todos ingratos e inexpertos, sin duda, por que nadie que conozca el mar de verdad se atrevería a insultarlo.
Aquellos que lo han visto son los verdaderos herederos del mar; pero no piensen en ver de una forma literal y semántica, cuando digo ver me refiero a sentir, a vivir el mar, a subirse al mástil de un barco y desde esa incomoda posición admirar largo rato su inmensidad, avistando la belleza de los astros reflejados en sus aguas.
Cuando digo ver el mar me refiero a erguirse en la proa y sentir como el viento golpea en el rostro.
Que no crean, por favor, que lo ven las personas que se acercan a las playas; repletas de turistas, en un maremagnum de personas, ruido y olas rotas; que no crean, por favor, que lo ven aquellas personas que lo sobrevuelan en avión.
Desde mi punto de vista, creo que solo pueden decir que lo han "visto" aquellos que hayan navegado sobre él; pero no piensen tampoco en los trabajadores de esos grandes cruceros y petroleros, ya que estos, ocupados en sus quehaceres, no pueden disfrutar la mar.
Tal vez lo vean en algún permiso o descanso, mientras salen fuera, a cubierta, a fumar un cigarro y se percatan del casco de la nave rompiendo las olas, aunque enseguida les llamen para volver a su puesto… por ello esto ocurre de una forma nimia comparado con aquellos marineros, prestos para el palo mayor y las cofas, que disfrutan del mar en todo su esplendor.
Como ya expresó en una entrevista Patrick O 'Brian, gurú de la literatura marítima ambientada en el S. XIX "un velero es libertad y belleza... cuando estas en un velero, y sientes las escotas que tiran, el viento que sopla... no hay nada como eso.
" Y sino que se lo digan al prolífico James Cameron; que en su particular versión de Titanic uno de los fotogramas que escogió para promocionar la película es aquel en el que, en la proa del trasatlántico, desde la que se ve el horizonte, Leonardo DiCaprio abraza a Kate Winstley.
¿Por qué el guionista propuso que la llevará allí?
¿Y por qué iba a elegir tanto el director como gran parte de la crítica a esta escena como la mejor del film?
Fácil; sin duda alguna es el lugar mas hermoso que se puede encontrar en ese desproporcionado barco, lleno de insípidos, ostentosos y, en mi opinión, inútiles lujos.
Pienso, sin duda alguna, que aquellos que se embarquen para disfrutar de esos lujos, se olvidarán de disfrutar de la grandeza del mar.
Como escribió Herman Melvilla en su Moby Dick "cuando me hago a la mar lo hago como simple marinero porque ¿Qué me importa que algún capitán, viejo lobo de mar, me ordene coger la escoba y barrer la cubierta?
Son estos navegantes que se lanzan a la aventura los que verdaderamente disfrutan del mar; los que verdaderamente ven el mar.
Son estos aventureros a los que celebra la historia; estos aventureros, que creyendo en sus ideales, levan anclas, arrian velas y se lanzan a los designios de sus destinos, a saber: Cristóbal Colón, Marco Polo, Napoleón o el mismísimo Cervantes; que aún perdiendo el uso de su mano en Lepanto no se arrepintió de haber estado allí.
¿y por que son estos, de todos los marineros, los que recuerda la historia?
La respuesta es sencilla.
Son estos los marineros que creyendo en sus sueños, no se rinden ante nada.
No son como otros, capitanes y comodoros, grumetes y juaneteros, que solo ven en su barco y en el mar un oficio del que subsistir.
Esta clase de hombres jamás sabrán que es la libertad, y no hablo de la libertad que define la sociedad, de la ridícula libertad surgida de las pálidas mentes de encorvados chupatintas en una cámara parlamentaria, no señor; yo hablo de la libertad del horizonte; la libertad de la que habla Espronceda en su Canción del Pirata, de no estar hacinados en estrechas calles y atados a argamasas, listones, pupitres o mostradores, la libertad de los mares.
Es la gente que no doblega su voluntad la que consigue triunfar; y es el triunfo lo que la historia recuerda.
Y es a estos, perseguidores de sus sueños, a los que el mar otorga su fortuna.
Cual es Tu sueño ...
El Mar, o la Mar, es nuestro, lo tenemos al lado siempre y con nosotros.
Buenas noches Bichitos *
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.