La Música de Sergio

jueves, 2 de septiembre de 2010




TRIUNFANTE sobrevuelo la noche del dos de septiembre, elegante, distante, indiferente a la tempestad que pueda venir:


La de la vuelta a muchas cosas.


Y, desde mi sosegado horizonte, vuelvo con la maleta vacía, que es como quería llegar.


En mi vertiginosa panorámica sobre la isla, uno hace y deshace, todo queda en la indolencia sabia de un letargo que diluye disfraces solemnes y cosas que uno ya dejo atrás , con el corazón limpio, para entregarlo de nuevo a la vida:


“Estamos tejidos todos en la tela de los sueños, y nuestra breve vida se cierra en una sola somnolencia”, le hace decir Shakespeare, en lo que es uno de los momentos más altos y serenos de la lenta artesanía a la cual llamamos literatura y de la cual leo de nuevo esta noche.


Al final de estos viajes, como al final de todo, queda la melancólica certeza de haber sido burlado por aquello mismo en lo cual creía poner

lo mejor de mí afan y el de disfrutar.


Que caiga el telón.


“ Él divertimiento ha dado a su fin.Los actores eran espíritus todos y se han disipado en el aire, en el aire intangible; y a semejanza del edificio sin base de esta visión, las altas torres cuyas crestas tocan rayan las nubes, los suntuosos palacios, los solemnes templos y hasta el inmenso globo, sí, y cuanto sobre él descansa, se disolverán, y lo mismo que la diversión insustancial que acaba de desaparecer, ningún rastro quedará de nosotros ”.


Este viajero da de bruces en la trampa de Próspero al retornar a casa.


Llaméenme viajero, sin más, porque en mi vida,no existe más metáfora que el viaje.

Y sus metamorfosis.


De vuelta está este viajero en su presente, del cual soñó escapar por unos días.

El que lo atrapa ahora.


Condenado, entre tragedia y risa, a repetirse, otra vez en los días, pero esta vez no.


No va ser un día igual al otro, al menos voy a intentar que no sea así.


Pongamos que este viajero huyó a donde pudiera soñar ajeno a su prevista vida.


Pongámoslo de frente ante el misterio de espacios que se escapo al tiempo durante este verano.


En las aguas de casi todas nuestras islas y fue invisible durante un puñado de días.


De esas aguas y sus tierras con su gente como el Próspero de Shakespeare, que sólo el que está exento del letárgico bebedizo de la creencia puede calibrar bien los días para disfrutar lo máximo posible de ellos.


El infinito echa agua, a escala sobrehumana, de nuestras islas maravillosas que son las Canarias.


El aún mayor infinito del oceánico ramaje que engulló sus piedras, sustrayéndolas así a la erosión de tiempo y hombres, intactas como corresponde a aquello en lo cual habita lo eterno.


Este viajero no quiere tornar al tiempo en fuga.


El roce tan tenue del absoluto lo acalambró en lo único a lo cual la jodida vida deja valer la pena: aquello que no es caduco.


Nada, o casi.


Pone un disco, porque el viajero sigue aún enganchado del crepitar de sus viejos vinilos.


Y una voz ronca, grave, evoca el cauce al cual nadie retorna:


“ ¿Qué es lo que me hace regresar a la isla cuyo tiempo tampoco es tan exacto ? ”.


Este viajero deshace sus maletas, le queda una gran batalla y 270 días tan solo para ella, pero ya está más que preparado, para afrontarla.


A la espera de nuevos Viajes, que lo saquen de nuevo de la isla.


Pero para eso aún queda algo de tiempo.


Ya estoy aquí, ya este viajero llego, con la maleta bien vacía para llenarla de solo cosas bonitas y buenas .


Mucho mejor que hace un año *

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