domingo, 9 de mayo de 2010
Muy pronto en la vida es demasiado tarde *
La puerta por donde más me gusta entrar, a veces salir, pero sin importar en qué sentido vaya, es la puerta que más me gusta atravesar, la de mi casa,no sé si a ustedes les pasa también, pero a mí cuando me tratan bien, me sorprende, y es que cuando entro o salgo de mi casa ,me suceden cosas.
La vida se ha encargado de enseñarme muchas , ya les he ido contando, casi día a día en esto del Facebook y en mi blog. Unas preciosas, otras dolorosas, otras dulces, algunas amargas...
Pero todas las experiencias me han enriquecido, me han encaminado a configurar mi escala de valores, que es como el código por el que nos movemos.
En esta línea vital -o de órden existencial-, hay dos cosas muy importantes que he aprendido a base de tropezones y empujones varios en los últimos años: que la salud es lo más importante que tenemos y que cada persona tiene derecho a su propia pataleta y a una escala de valores propia y sobre todo a tener la vida que cada cual quiera, sin obligarlos a nada más.
Que quizá lo que es bueno para mí, a ti te puede parecer una locura. Pero si nos respetamos, podemos llegar a convivir en armonía y en paz, No?.
La salud es eso que damos por hecho y que únicamente valoramos cuando la perdemos. En primera persona o alguien de cerca.
La salud es un pasaporte de bienestar, de equilibrio, de estabilidad contextual. Desde luego no es lo único pero es lo suficientemente básico como para darle la importancia que tiene.
Nos pasamos la vida maltratando nuestra salud: excesos de alcohol los fines de semana,Dietas raras para bajar de peso por aquello que se acerca el verano, ¡¡de trabajo!!...
Descanso insuficiente y de una calidad más que dudosa, una alimentación a todas luces desequilibrada, pésimas posturas corporales (ordenador, coche, hacer el amor.jajaja...), contaminación acústica, intoxicación televisiva, desarraigo de los afectos, inmunidad a los problemas ajenos... Maltratamos el CUERPO, la MENTE y el ALMA, quien da más?.
Y un día, como estos que vivimos, nos levantamos de la cama y algo se parte en dos; sentimos dolor, tristeza, malestar. Sentimos las ganas abandonar, de no luchar más, ganas de parar el mundo y respirar hondo para ver si nuestros pulmones pueden insuflarse de algo más que de oxígeno.
Pero resulta que ni el mundo se para ni los problemas desaparecen por arte de magia. La vida -compleja, divina, mágica, poderosa, terrible- se hace así así, a ratitos, a trazos y borrones (La Gran Rosana, que no paro de oír estos días), a golpe de esperanzas maltrechas. Y pasado el berrinche, sólo nos queda volver a lanzarnos a la aventura de ser felices.
Que nadie dijo que fuera fácil pero sí que es una obligación.
Así que dejemos esos días pordioseros, desvalidos y míseros y obliguémonos a dar lo mejor de nosotros mismos, obliguémonos al optimismo y a la esperanza, a ser un poco happys y otro poco hippies, que la verdad que esto último lo voy perdiendo con los años y era como mejor vivía, relativizando todo porque todo tiene algo bueno de lo que podemos aprender mucho y uno no para de aprender minuto a minuto ene esta vida.
Las encrucijadas son para crecer y son imprescindibles; hay que tomar decisiones, valorar lo que somos y lo que queremos ser, lo que tenemos y lo que queremos tener.
Y como los sueños no llegan a la puerta de casa, pues hagamos que nuestras manos los construyan.
No sé qué me traerá el día de mañana pero he decidido que esta semana que empieza mañana, sera el día a día para no rendirse, para volver a creer en la esperanza, para atiborrar de optimismo la autoestima, para creer en mi más que nada , como lo hacía hace años, nadie me ha regalado nada en esta vida.
Una vez más y mientras llega el momento, disfrutare del hoy y el ahora, de los pequeños detalles, de sonrisas, abrazos y miradas que se nos regalan cada día gente como tú.
Recordaré, cuando se me olvide, que mientras no se demuestre lo contrario, tengo una sola vida para vivir.
Y que vivir no es únicamente, pasar las hojas del calendario, en el día a día, vivir es que me regalen sonrisas y yo intentar regalarte y que veas las mías,y aprender a conformarme con pasear contigo y disfrutar de tu compañía.
Buenas noches Bichitos, y a por la nueva semana, que es una menos de nuestra Vida *
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