martes, 11 de mayo de 2010
Olvidados *
Esta noche hablando en la Tertulia de radio donde me invitan todos los lunes desde hace más de dos años, a dar mi opinión, sobre temas de actualidad, con un grupo de buenos amigos, hablamos de una realidad llamada los "olvidados" de la que nadie quiere saber, es como cuando hablamos de África, están detrás de nosotros, como si fuera una gran bolsa de basura negra de la cual no queremos saber nada.
Cada día cuando paseo por las calles cerca de mi casa, los encuentro sentados en los bancos de la zona de la iglesia del Pilar y paseando, siempre con la mirada triste, aterida de frío, con la misma ropa y con la sombra lejana de una belleza que se habría ido marchitando a golpe de desgracias.
Me voy a centrar en una mujer y un chico. La mujer, que cada día que la veo, me da tristeza y rara vez me pide algo, y no tiene pinta de estar metida en la droga o alcoholizada; el chico lo conozco desde hace años y ha llegado ser parte de mi vida.
Los días han ido pasando y en Santa Cruz (el Santa Cruz de las Ramblas para abajo) han cerrado y han abierto negocios, han aparecido nuevos jubilados o parados, siguen caminando como si fueran inmortales los empresarios de pacotilla que se creen que se van a comer el mundo; y la mayoría seguimos pasando como buenamente podemos, unos días tocando el cielo y otros aliquebrados o estupefactos ante los pequeños desastres cotidianos.
Transitamos como mismo lo hacía Don Gilberto Alemán para escribir su libro sobre el café "El Águila" hace más de un siglo, y seguro que como también lo seguirán haciendo dentro de cien años los que caminen cuando nosotros ya no estemos.
Ella, sin embargo, ya no está hace algunos meses. No te das cuenta el primer o el segundo día de su desaparición.
Hacen falta muchas mañanas a la carrera camino del trabajo para darte cuenta de que ya no está como una estatua melancólica en cualquiera de los bancos de Santa cruz de Tenerife, siempre en la esquina, como si esperara que alguien se sentara con ella, o como si aún estuviera aguardando al amor de su vida.
Casi todo los días me encuentro con David, mi gran personaje, un chico que es vecino de mi mamá en Añaza, y que todas las mañanas viene desde Añaza al centro de santa cruz caminado y hablando por una emisora de radio imaginaria con alguna persona que solo él lo sabe, me recuerda a la canción que contaba la historia de Sebastian, cantada por Ruben Blades.
David y yo llegamos al acuerdo desde que lo veía por Añaza de darle dos euros, pero con la condición de verlo entrar al bar a desayunar o a comer algo, hablamos y nos saludábamos. Es un reflejo de una persona joven que todos sabemos quien es, que es parte de nuestro día a día, pero que no queremos saber nada más de el, tan solo darle el euro para que nos deje en paz, David tiene su historia, incluso su familia.
David, que no tendrá más de veinticinco años, fue hace pocos años campeón de Canarias con el colegio Hermano Pedro en una maratón de cinco kilómetros,y una vez lo devolvió la policía local de Santiago del Teide a su casa, de donde él llego solo, caminado; estas son algunas de sus anécdotas y ya saben quien lo conoce que TODOS los días es su Cumpleaños.
Luego está la familia, dos padres alcohólicos y con una casa llena de perros, todo lo que encuentran por la calle lo suben a su casa y con tres hermanos que tienen la misma condición mental que él...
David no es el peor de los tres hermanos, uno de ellos esta todo el día encerrado en la casa y se encuentra mucho peor aún, los trabajadores sociales de la zona conocen bien el caso, pero cuando uno habla con ellos, responden que no pueden hacer mucho más.
David sí esta atrapado por ese abrazo mortal de una familia con muchos problemas y que incluso le pegan para quitarle el dinero que la gente le da y cuando uno lo ve cada día parece que va con hambre atrasada, pero ante esto nadie, ni yo, tenemos soluciones y me pone triste pensarlo.
Ahora, aparte de David, del Legionario del banco, del negrito con la pierna rota y otros tantos que duermen por las ramblas, hay otros que han ido llegando; pero la chica triste y David con su emisora de Radio arreglando a su manera la ciudad, son personas de mi día a día.
Uno quiere pensar que la vida regala muchas oportunidades y que ella estará luchando contra la locura y él tratando de sobrevivir sin la esclavitud diaria de que sus padres o su hermano le peguen.
Supongo que siempre ha sido así, que hay unos que pasan y otros que se quedan, y que en medio de la calle o de la vida estamos todos sin saber adónde diablos iremos a parar mañana.
Les dejo a mis amigos que les gusta la fotografía una idea, que hagan un reportaje con exposición de todas estas personas "olvidadas" de la ciudad donde vivimos o trabajamos,personas que vemos todos los días pero que no sabemos de sus vidas. Ricardo, para la tele también te sirve.
Suerte señora, allí donde este, y mucha suerte David, seguro que te veo mañana y nos tomaremos un café con leche juntos con unos Donnuts.
Buenas noches bichitos, que descansen y no dejen de pensar en ellos alguna vez en el día *
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