jueves, 20 de mayo de 2010
Carta para mi Amigo *
Nos conocimos jóvenes, muy jóvenes los dos, yo no tenía ni 24 años cuando me “ficharon” como Asesor del Director General de Juventud del Gobierno de Canarias, y tú llegaste de becario a la Consejería, concretamente al Gabinete de Prensa,allí Paco Estupiñan nos ayudo mucho a los dos y nos cuidó. Desde el primer momento, conectamos bien, compartimos cientos y cientos de desayunos,desayunos que por mi cambio de trabajo no hace mucho, hago en el mismo lugar que lo hacía contigo... Luego nos llegaron las fiestas, guachinches y más de un tenderete por la noche, a lo largo de toda la geografía Canaria, incluso por Madrid; un fin de año en La Graciosa, y año tras año, íbamos a la Romería Chica y “grande” de tu pueblo, donde me invitabas a la casa de tus padres, para aparcar el coche, almorzar y seguir la fiesta hasta que San Isidro nos miraba mal, y decidíamos que ya era la hora de irnos para casa.
Con el paso del tiempo, nos hicimos algo mayores, no mucho… por desgracia, a ti no te dió tiempo de ello… De becario, te fuiste al periódico Diario de Avisos para realizar tu trabajo de Información local , y gracias a las coincidencias de la vida, nos volvimos a tropezar de nuevo: mi nuevo contrato, y esta vez, quizás, para estar cerca de ti en ese Ayuntamiento, donde tú dabas las noticias de la ciudad día a día. Y una vez más compartimos desayunos, y tenderetes, y más complicidad entre los dos.
Diste uno de los saltos más grandes que se pueden dar en Canarias en el mundo del periodismo, de la mano de un gran amigo nuestro y que ahora está en la cúspide de su carrera.
Hace poco estuve con él en Madrid, quedamos para un almuerzo rápido, no tiene tiempo para más y es de agradecer que, estando dónde está, en ese puesto tan importante dentro de su profesión y del periodismo en España, tenga tiempo para un humilde mortal, pero me considero un gran amigo y sé que tú, estés donde estés, nos mantendrás unidos para seguir manteniendo siempre esta amistad. Hablamos de su nueva vida, pero sobre todo hablamos de lo mucho que los dos te echamos de menos, quedamos en vernos por San Isidro en el pueblo de ustedes, fiesta que al poder que pueda no me la pierdo por si te veo en alguna esquina, y así hablar más tranquilos con un vaso de buen vino en la mano, disfrutando mientras vemos a tu gente con el traje tradicional nuestro.
En esa cadena de televisión, lo hiciste muy bien, ibas por muy buen camino, y créeme si te cuento que la gente en esa casa, que ahora lo están pasando muy mal, te echan muchísimo de menos, contigo no se hubiera llegado al punto donde están ahora, eso seguro, y espero y deseo que se resuelva lo más pronto posible su conflicto, porque tengo allí muchos amigos y conocidos.
Muchas veces te escuché decir que la vida es un viaje que nos regalan, y que eso ya era mucho..., pero a pesar de que todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final, a ti te bajaron demasiado pronto. Entiendo que la muerte es una realidad por la que todos pasamos, y que tarde o temprano atravesaremos esa puerta de nuestra vida, pero tú muerte después de tres años, nos dejó, y nos sigue dejando sin palabras… A mí, particularmente, se me hace muy difícil expresar lo que siento; es una confusión de rabia y dolor… Me aferro a algo que físicamente no existe, pero parece que me hubieran arrancado una parte vital de mi ser...¡Acepto tu ausencia, pero el vacío es demasiado inmenso!
Con el permiso y la consideración del gran escritor y humanista, Don Gabriel García Márquez, me despido de ti, plagiando en parte una carta de despedida que muchos han atribuido al gran autor de Cien años de soledad:
“Si por un instante Dios olvidara, que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que, por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, tantas cosas he aprendido de ustedes pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta infelizmente me estaré muriendo...
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Si supiera que en estos son mis últimos momentos que te veo te diría “te quiero'” y no asumiría tontamente que ya lo sabes.”
Cosme, hermano: vivo con tus sueños, sueños que son recuerdos, recuerdos que serán eternos… un abrazo y cuídate mucho, allí donde estés… Por aquí, aún se te echa mucho de menos,tres años hace hoy 20 de Mayo de aquella noche, cuando cerca de tu casa te fuiste y parece que fue ayer, tarde o temprano nos volveremos a ver…
Buenas noches Bicho, siempre fiel, tu amigo Sergito*
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