La Música de Sergio

domingo, 28 de marzo de 2010

Verdades o Consecuencias...*











Desde la Islita, donde viví mi infancia y adolescencia,me vienen muchas cosas a mis sentimientos con el olor del mar tan cerca, que según me cuenta mi amigo y Alcalde de Santa Cruz,después de la bajada de la Virgen de este año, el precioso Malecón de la avenida, que tantas cosas viví en él, será una de las mayores playas de ciudad de toda Europa, aquí él y yo tenemos nuestras diferencias, pero como bien dice, los palmeros que vivimos fuera de la isla y que volvemos de rato en rato,tenemos poco que opinar ya de ella.. jejeje.

Bueno, es un amigo, y nos quedamos en las verdades y consecuencias que jugábamos de pequeños...

Muchos de ustedes conocerán este juego, que ya desapareció, entre las sofisticadas y populares playstation, o wii, y que ya forman parte de numerosos hogares. Sin embargo, me surgen algunas dudas, realmente se llamaba así el juego, o quizás era el nombre que allá por aquellos años personalizábamos entre aquel grupo de amigos con los que jugué numerosas veces y soñé jugar infinitas veces más.

“Las tardes de mi preadolescencia en La Palma, no tendrían el mismo color si no fuera por este juego.

Hablando estos días con amigos y amigas de la infancia, recordamos muchas cosas y sobre todo a lo que jugábamos, Marta recuerda que nos poníamos en corro chicos y chicas, y la cosa consistía en que, cuando a ti te tocaba, podía ser verdad o consecuencia. Si te tocaba verdad, tenías que contestar sinceramente (la pregunta era invariable, ¿te gusta fulanito/a?) y si, por el contrario te correspondía consecuencia, pues a cumplir una penitencia (invariable también, "dale un beso a no sé quien”).

Es muy cierto, una tarde de hace no sé cuantos años, di mi primer beso ¡Qué memoria la mía! No recuerdo la tarde, el año, ni como vestía ella, pero el lugar y el beso, vaya si lo recuerdo, fue el primero y aunque no sé si esa misma noche en mi cama, mientras sentía el todavía frió tacto de las sabanas (tendría que ser invierno) Aunque en Santa Cruz De la Palma de doce meses nueve era invierno y aún lo sigue siendo, y las cálidas caricias que mi madre solía regalarme en el rostro instantes antes de darme su último y dulce beso que me envolvería hasta el día siguiente me atreví mientras me susurrarba el tradicional buenas noches, a decir muy silenciosamente aquello de:

“Mamá me gusta una chica” (lo del beso creo que no se lo conté)

La sonrisa de mi mamá también la recuerdo, y como si una fotografía aérea se tratara tengo grabado aquel instante en mi memoria, flotaba en mi cama, -camas que eran obras perfectamente ejecutadas por el mejor de los arquitectos- y sentía también el plácido tacto de rozar mis dedos entre aquellas gruesas mantas que en su parte superior siempre estaban acompañadas por las aún más perfectas sábanas blancas, siempre blancas. Ahora serían de "Bob Esponja", de Spiderman o “de un tal Batman”.

Mi mamá esa noche sonrió más que de costumbre, la hice feliz, estoy seguro. Esa noche del recuerdo seguramente comentó en la intimidad de los dormitorios de antes mientras mi padre probablemente empezaba a roncar aquello de:

“Julio, tu hijo se está haciendo mayor, le gusta una niña.

Él por su parte, muy levemente entre el sueño y el cansancio diría aquello de:

“ Duerme Petra, eso son machangadas de él como siempre”

Disculpen las letras y el espacio de este homenaje imprevisto mientras mis dedos han encontrado la ilusión por transformar el blanco de la pantalla, que simula el conocido Word de Windows (el Apple poco a poco, poco a poco...)

Vuelvo, eso, jugar a verdad o consecuencia. Se imaginan que jugando a verdad o consecuencia uno mintiera, pues claro, alguna vez seguro que lo hicimos, por los motivos que fueran, pero éramos niños y eso sí pobre de nosotros como se supiera la verdad, seríamos declarados mentirosos, nuestros amigos se sentirían ofendidos, percibiríamos el rechazo, y lo peor la chica, esa del beso, pensaría lo mismo.

Habría metido la pata, y solo tenía una solución si quería a mis amigos, pedir perdón, explicar los motivos que me llevaron a mentir y esperar con mi extrema sinceridad recibir su perdón. Con el tiempo y mientras no volviera a mentir, quizás volvería a recuperar la confianza perdida y quizás, solo quizás, a mi chica, esa del beso.

Maldita sea la hora en que decidimos dejar de practicar este juego. Como me gustaría saber ciertas verdades a estas alturas. Y que gratificante sería que me mandaran determinadas consecuencias. Tanto que luchamos siempre por recuperar las tradiciones arcaicas, deberíamos propiciar una ONG que diría alguna, que se dedicara al rescate de éstas. Creo que contaríamos con bastantes adeptos. Espero que los que reivindiquen volver a jugar a médicos y enfermos no lo hagan demasiado realista, introduciendo las temidas listas de espera.

Hay algunas verdades personales. Me da miedo que, cuando alguien empieza un régimen alimenticio, sea el corazón el que pierda peso. Sería una faena que uno se quede fuera por una cuestión de dieta.

Y hay también consecuencias maravillosas, como lo es el de estar en la islita estos días, donde el tiempo no pasa, y las cosas se ven desde otra forma cuando uno regresa tantos años atrás, a la inocencia y es que desde aquí éste es mi contestador automático.

Para herir, simplemente, marque 1.

Para contar mentiras que me crea, marque 2.

Para las confesiones trasnochadas, marque 4.

Para interpretaciones literarias

producto del alcohol, marque 6.

Para poemas, marque almohadilla.

Para cortar definitivamente la comunicación,no marque nada, pero tampoco cuelgue,titubee en el teléfono (a ser posible durante varios meses) hasta que note que voy abandonando el aparato a intervalos de tiempo cada vez mas largos.

No desespere. Aguante.

Espere a que sea yo el que se rinda.

Le evitará cualquier remordimiento.

Gracias.

Conducía hoy camino de Tazacorte, no me digan que no es un nombre precioso para tumbarse al sol. Es muy difícil no sentirse bien en un sitio así. Intentaré volver lo antes posible, pensé al salir.

Afortunadamente, lo hice. Mi cabeza aún sigue en las inmediaciones.

Nota para la chica del beso.

Aún te recuerdo, y me río como nunca de aquello que vivimos, no es verdad que no lo recuerde, y se también, preguntando por ti, que tienes dos bonitos hijos y que estas felizmente casada, ya ves un beso no pudo cambiar nuestras vidas o quizás si...

No fue verdad, fue una consecuencia, como tantas cosas en nuestra vida.

Buenas noches Bichitos, que disfruten de la Semana Santa y del descanso con la gente más quieren a su lado *

1 comentario:

  1. Estimado Sergio, me agrada sobremanera leer tus relatos, reflexiones, ensayos filosóficos y otros por determinar -Si es que hace falta denomimarlos de forma alguna-. Las personas con creatividad y sobre todo con ansias de contar, escasean en estos tiempos anodinos.
    Así que te ruego que continues hurtándo horas de mi cada vez más necesario e inútil sueño. No se me ocurre cuasa mejor para no dormir.

    Un abrazo, Enrique Báez.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.