La Música de Sergio

martes, 15 de junio de 2010

Sin envidias , se vive mejor *



Estos días me han vuelto a sacar en los periódicos , y eso ha generado otra vez envidia en alguna persona de mi entorno, que no paran de hablar de uno a mis espaldas, sin saber todos ellos y ellas que sé que lo hacen; incluso una "CONOCIDA" esta mañana en una radio local, se ponía hablar del caso, como si ella no lo hubiera hecho nunca...ay!! si yo hablara de ti....

Casualidades de la vida también, una conocida que anda por Madrid, también escribió esta mañana cosas sobre la envidia en su muro de Facebook,que me hizo reflexionar a lo largo del día de hoy. por que hay gente mala ehh.

Pero la envidia, ese sentimiento tan ruin,como les decía antes, que nos inunda de tristeza, resentimiento, resignación y nos cierra tantas posibilidades en la vida es una gran herramienta que puede jugar a nuestro favor si la comprendemos y somos capaces de darle la vuelta, o al menos eso quiero yo explicarle a esta gente, para que puedan aprovecharla, para bien.

Desde el miércoles de la semana pasada que salió por primera vez mi nombre de nuevo en la prensa de Canarias, le he dado vueltas sobre ¿Qué es exactamente la envidia? Yo la defino, como admiración no admitida.

Cuando envidiamos a alguien en realidad lo estamos admirando, quisiéramos tener eso que tiene o ser eso que es la otra persona, más existe un elemento extra y que es el responsable de la tristeza y el resentimiento que sentimos: nuestra baja autoestima. No nos creemos merecedores o capaces de tener o de ser, aquello que admiramos en el otro, ¿que hacemos?, intentamos negamos nuestra admiración hacia el otro. Admiración que, aunque no la admitamos, sigue ahí.

La estrategia rebuscada e imposible que surge en mi mente como resultado de esta admiración no admitida es desear secretamente que la otra persona deje de tener o de ser, aquello que yo quiero tener o ser, Pero una cosa si les comento, para vestir como yo algunas veces, tienen que tener muchos cojo.. o ovar... Mentalmente no le doy permiso a la otra persona de tener o de ser aquello que yo quiero. Curiosamente al no darle permiso al otro, tampoco me lo doy a mi. La otra persona no necesita mi permiso para ser o tener lo que ya es y tiene, así que, a la única persona que le estoy cerrando posibilidades es a mi...jeje.

Hace pocas semanas paseando por Córdoba leí en una camiseta que llevaba una chica algo pasada de peso que decía “Dios mío, si no puedes hacer que sea delgada, por lo menos haz gordas a mis amigas”, esta puesto hoy en mi muro de Facebook y por lo visto ha gustado.

Estos pensamientos se transforman en palabras, en criticas, en juicios y/o acusaciones que por lo general terminamos compartiendo con otros que están usando nuestra misma estrategia limitante, que lo sepan ustedes que no paran de hacerlo conmigo. Cuando la envidia crece y se vuelve un mal crónico ya no es suficiente con pensar y hablar mal de la persona a la que admiramos, osea de mí. Llevamos nuestra estrategia al extremo y buscamos ir directamente a quitarle aquello que la otra persona tiene o a impedirle ser aquello que nosotros queremos ser. Seguir esta estrategia, como dije, les cierra posibilidades sobretodo a ustedes. Cuanto mas avancen en ella mas angosto se vuelve el camino (como dicen en mi islita la gente mayor y sabía) para llegar hacia tu propia plenitud, bienestar y realización.

De verdad les aconsejo que existe otro camino más practico y constructivo. Se trata de reconocer nuestra admiración hacia el otro. Es cierto que requiere que empecemos a ejercitar el músculo de la humildad, mas, en cuanto lo hacemos empezamos a abrir posibilidades en vuestra vida.

La envidia es como una tortilla de papas que esta hecha solo por un lado. Al admitir la admiración que sentimos, le damos la vuelta a la tortilla y permitimos que se cueza del todo, transformándose en un platillo delicioso, listo para comerse. No un alimento medio crudo que sabe y nos cae mal.

Cuando reconozco la admiración que siento por lo que la otra persona tiene o es, me estoy dando permiso de tener o de ser aquello que admiro. Si aquella persona lo ha conseguido... ¡yo también puedo conseguirlo! Cuando dices siento envidia de la buena, en realidad lo que estas haciendo es reconocer que admiras a la otra persona. Deja de ser envidia en el momento que admites tu admiración. Como la muchacha de la camiseta que le pedía a Dios que hiciera a sus amigas gordas por córdoba caminando tan feliz.

De verdad amigo y amiga que no me quieres mucho,tu vida tiene un propósito, que solo tú y tu manera única de hacer las cosas puede desplegar. Las personas a las que admiras son espejos que te están mostrando aquella cualidad o talento que tienes y que aun no reconoces en ti, o que aun no te das permiso de mostrar o desarrollar; o aquel objetivo que para ti es importante alcanzar y que aun no te planteas. Si envidias a una persona como yo, porque tiene una relación de pareja fantástica no es que quieras a su novia concretamente, es que para ti es importante generar y vivir una relación de pareja también, por ejemplo, o si quieres ser tan feliz como yo que casi no tengo problemas, y disfruto de la vida compartiendo el tiempo con la mayor gente posible o viviendo como los nómadas, intenta tu también dejarte llevar en la vida, quizás puedas dormir tan bien como yo por las noches.

Mi experiencia a lo largo de muchos años, compartiendo vida con los que más tienen en estas islas y con los que menos tienen , es que la vida es abundante y generosa y te dará lo que le pidas, de verdad, solo tienes que buscarlo sin desearle el mal a nadie. Cada ser humano queremos cosas diferentes. El éxito no significa lo mismo para ti que para mi, Quizás tu valoras el dinero y yo valore el corazón y la forma de ser de los demás.

¿Ya sabes lo que quieres? ¿Ya te has puesto en marcha para conseguirlo? Animo, la vida te esta esperando, a pesar de todo y lo que dices de mí, me tienes para lo que necesites.

Un beso grande y un abrazo.

Feliz noche, sin envidias, ni rencores *

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