La Música de Sergio

miércoles, 6 de abril de 2011

El Ascensor *



Por las mañanas tengo mucho sueño. Me cuesta mucho caminar por las Calles de Santa Cruz y cruzar el puente, que va sobre el barranco de Santos, que antiguamente separaba la ciudad en dos, para llegar al trabajo. Ni la música ni Pepe Moreno, enfadado cada mañana con el mundo me despierta.

Por eso he decidido llevarme un libro y leer por el camino. Estando atento a las palabras, es la única manera de no presentir que quedaré profundamente dormido en la próxima esquina.

Voy al trabajo, como cada mañana: llevo en la mano el libro que no llega a cinco euros ¡Indignaos! de Sthéphane Hessel.

Lo llevo a modo de carpeta, como en el instituto. En el ascensor solamente cabemos cuatro personas. Pero hoy entramos solamente tres.

La otra decide que no quiere nuestra agradable compañía durante el ascenso.

En el ascensor, buscan con ansía la portada de mi libro. Creo que necesitan saber qué estoy leyendo para saber quién soy. Creo que no aprecian que me estoy dando cuenta perfectamente de hacía donde miran.

Yo se lo pongo fácil, así que les coloco la portada mirando hacía el techo del ascensor, para que puedan leer bien, y no se dejen la vista ni las ganas.

Cuando consigue leer el título ya quedan satisfechos, o eso parece. El ascensor es un habitáculo desagradable para muchas personas.

Suben en él para ahorrarse el trabajo-ejercicio de subir las escaleras. Suben por pura pereza. Yo subo en el ascensor por si me cruzo con alguien interesante.

Para mi, el ascensor es un lugar magnifico para tener charlas profundas de poca duración. En un ascensor puedes tener una conversación corta, pero que jamás olvidarás.

En un ascensor puedes estar tan cerca como siempre has querido de esa persona que tanto te gusta o que capta tu atención, y que te sueles cruzar por los pasillos. Puedes oler su perfume, e incluso rozarle el hombro.

Sin embargo todos muestran cada mañana cierto desprecio al ascensor: qué si está muy lleno, que si dentro hace mucho calor.

Excepto cuando éste se avería, en ese momento, todos lo echan de menos.

Yo soy diferente a todos. Yo no miro el ascensor de la misma manera que ellos.

Para mi no es solamente un medio de transporte que me lleva hasta la puerta de la oficina. No. Para mí, el ascensor es un lugar perfecto para cualquier cosa. Un lugar sin salida, donde encontrarme contigo. Es en el ascensor donde te puedo dar los buenos días. Y adivinar si has desayunado o no aún y si te has puesto perfume.

Yo no soy como ustedes. Yo soy muy diferente. Yo no siento las cosas como las sienten personas como tu. Y me alegro.

Para mi todo es algo más. Son historias que luego escribo aquí por la noche y que casi no tienen ni sentido al escribirlas... en fin cambio Perro por Gato y mañana, y quien sabe si nos veremos en tu ascensor, mañana por la mañana.

Buenas noches bichos que descanses y súbanse a los ascensores, se aprende muchísimo en ellos de los de más *

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