La Música de Sergio

miércoles, 20 de abril de 2011

El Hombre y Su Muleta *




Yo estaba en la calle San José, Esperaba a un amigo para tomarnos un cortado en el GRANT y hablar un rato, sentado en las sillas que están en la calle con sus mesas, cuando un hombre canoso, con chaqueta de cuero y pantalones hawaianos, muleta y una enorme maleta negra pasó delante mía hablando bien alto, con voz ronca y tono enfadado, a la mujer que venía tras él:


“Cada año hay que hacer lo que tú digas. Y cada año eliges santa Cruz De tenerife, para pasar las vacaciones de semana santa. Siempre te digo que quiero quedarme en La Palma, que quiero pasar unos días tranquilos. Pero no. Siempre hay que hacer lo que a ti te apetece. Ya llevo 38 años haciendo lo que tú quieres. Y evitando decir lo que no quieres que diga. Y ahora, que quiero renovar el teléfono móvil, me dices que es una locura, y otra vez intentas que hagamos lo que tú quieres. Pues no, reina, no. Esta vez no voy a hacer lo que tú digas. Voy a entrar en esa tienda y me voy a comprar un teléfono de última tecnología, de esos que no llevan teclas. Y no vas a hacer nada para detenerme”.


Al poco rato el hombre y la mujer salen de la tienda de telefonía. Se quedan parados en la puerta, y aún, a pesar de tenerlos tan lejos, escucho lo que hablan.


“Santiago, tú no entiendes ese móvil, lo mejor es que se lo regales a tu nieto. Seguro que le hará mucha ilusión que le lleves un móvil de esos. Ya que están tan de moda, y él es tan moderno. Venga, Santiago, no seas así hombre. Si seguro que lo pierdes, o lo rompes, o te lo dejas en el bar un día de estos. Y ha costado 300 euros. Se lo regalas a tu nieto y verás que contento lo pones. Va a pensar que tiene el mejor abuelo”.


El hombre termina haciendo caso de la mujer, y le dice que sí, pero con una condición. Y la mujer haciendo gestos con la mano, pregunta cual es la condición. Y el hombre le responde: Qué en el próximo viaje que hagamos a esta maldita ciudad, me dejes traer la otra muleta, que no me digas que ya llevamos demasiado equipaje. Es que con una muleta me sigue costando mucho caminar.


La mujer le da unos golpes en el hombro a su marido, y luego un empujón para que siga caminando. Y le dice:


“Venga Santiago, que tenemos que dejar las maletas en el hotel y hacer turismo por la ciudad y subirnos a la guagua nueva esa que han puesto este año, para verla”.


Feliz noche a los visitantes de la ciudad y feliz noche bichitos *

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